Colgada a tu boca deseosa de tus besos, arrullo el tiempo venidero, más huiste para el cielo. Allí, donde habitan todos los senderos sin retroceso, donde vagan las auroras y las noches nunca se ciegan. Yo, aquí… sentada en el quicio del silencio a veces rezo, otras enfurezco como la más fiera de las bestias y en secreto grito aquellos momentos sin retroceso. Porque ahora, solo miras desde el cielo, y yo… desde este infierno sufro la resaca de tu boca. © Blanca |
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