Más allá del vértigo, cuando el grito cesa comienzo a pensar y me dignifico templando el pecho. Entonces, quiero escribirte un poema que hable del paso del tiempo. Pero no sé. A menudo, se cruzan líneas en tu rostro y me despisto. Luego tu sonrisa cesa y vuelve la sombra. Tu saliva no responde y ya no reverdecen los verbos en presente. Te acomodaste demasiado; en cuclillas, boca abajo, pensativo y es tu nuca, luna color plata, donde se apagan los soles.
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Blanca me gusta mucho como escribes,demuestras una gran sensibilidad en tus poemas, Bravo!!!
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