HABITACIÓN
Después de medir toda la pared, todo el suelo, todas las distancias. Después de respirar dentro del armario, de drogarse y excitar la sangre, vino un receso y encendió la luz. Limpió los espejos e introdujo los dedos en su pecho, creía haber vencido al miedo, al silencio, a sus recuerdos. Después se pintó los ojos de añil y cerró bien fuerte la puerta, para que no entrara más veces esa estancia maldita en su memoria.
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