Cruzo las alas del viento y me aferro al velero del tiempo; innato, grabo mi nombre en la tela de tus ojos ciegos. Sigo en la proa sin rumbo, vagando por la línea donde el cielo abraza el mar y queda la sal en mis ojos. Mi rumbo eras tú y te perdiste en algodones azules. © Blanca |
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