En las telas del recuerdo, se envuelven desvaríos. Pasos firmes, etéreos, aceleran esa cierta convicción. Sentada, en la piedra del olvido, cual quietud fría reafirma la tallada estatua. Y las voces callan, solo miran al rio como se mueve incesante. Orzas por la corriente balancean los ánsares, trasiego abarca el puente… y yo… silente antes las voces y el algarabío de la gente. Impasible, invisible soy ante ojeadas de paso. Se interrogan, gesticulan, se miran y caminan. A nadie le importa si la estatua llora, solo andan para pasar de la vida. © Blanca |
Pasar, paso pasando, y pasan mis pasos...
ResponderEliminarNada pasa. Un abrazo
Nada y todo pasa al mismo tiempo.
EliminarUn abrazo Amando !!