Es tanta la soledad, que el vuelo de mi falda llena todos los rincones. Me horada y me hace toda círculos pequeños, grandes medianos cerrados y circunscritos dentro de mí. A veces asoma el corazón pulsando suave. Cruza un mirlo, me deja una canción muda. Otras, solo el roce de sus plumas. Cuando respiro, trago al mismo tiempo Intervalos de tu ausencia y se hacen más círculos, que me van comiendo entera hasta quedarme en nada. Aun así, respiro, porque la NADA también existe. © Blanca |
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