Como cada mañana crezco junto al humo del café. Me estiro y por un instante te plagio entero, te dibujo, abro tus palabras y vuelvo a vocalizar ese suspiro que me arranca llena. Vuelo… y vuelo hasta que el café se acaba. Es entonces, cuando los posos dibujan la realidad del día. Y calla… el amor hirviendo. © Blanca |
Qué no daría por tomar contigo una taza de café humeante! Tengo pendiente una antología con poemas tuyos pero me gustan tanto y tantos que la selección se esta eternizando...
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