Al levantarme con el café de la mañana, bebo todas las palabras que tiene el día. Al mediodía quieren salir, en ese estado que deja la digestión. En las tardes, siempre… a la luz de una vela las quemo escribiendo. Unas veces forman versos, otras son difíciles de digerir, quedando en estado de vomitarlas. Son: las que atrasan la vida, las que hacen llorar hacia dentro; esas que dejan los ojos, a la espera de eternas despedidas. © Blanca |
No hay comentarios:
Publicar un comentario