Vivo en la ausencia de tus deseos. Me atrapa esa incertidumbre que me exaspera, dejándola suelta a ratos por si vinieras; porque el tiempo es sólo una contemplación a tu espera. Mis párpados caen rendidos. El día se cierne al sol, es cuando siento esa metamorfosis, de tu imposibilidad.
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Da cierta desazón la impotencia de la imposibilidad.
ResponderEliminarMuy bonito el poema.
Un abrazo integral.
Un poema en donde la ausencia y la falta de deseo se convierten en una tortura irresistible...un camino para abrir las puertas al olvido.
ResponderEliminarTe dejo un saludo desde Suecia y desde Contrastes.