A sabiendas que ya no existes yo, escribo. Porque rendirse es no haber sentido y sentirte te hace más vivo. Cuando la tinta moja éste papel virgen, crecen enredaderas a lo largo de mi cuerpo. Suben hasta mi pelo y dejan libre mi cuello. Donde escribes, donde posas tu boca, donde versas mis besos, donde tus dedos tocan días concretos. Por eso hoy… he decidido beberme la noche. © Blanca |
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