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Cuando no se sabe dejas que tus pies, floten en los zapatos con un número más.
A esa edad, cuando no se sabe,
tiendes tu cuerpo y la solana seca tu pelo. Cuando no se sabe que los cuentos son mentira, dejas pasar el tiempo entre manzanas y príncipes. Cae la lluvia y sigues jugando. Pero, cuando el espacio cruje, el pecho salta en forma de trueno. Llegan los volcanes y se enfurecen: pasan su lengua y te quemas. Ahora curtida de lo que sé, quisiera volver, a no saber nada. © Blanca Vicario |
domingo, 18 de enero de 2015
SIN TÍTULO
OCASO
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