Ausente a la mañana, respiro. Sigo el aroma de tus verbos, guardo la esencia en mi cuerpo. Abro la piel, rasgo tu ausencia y escudriño las entrañas; es ahí donde te tengo. Cuando exhalo un suspiro, me destrozo, luego callo. Todo se vuelve a recomponer, para seguir en el mismo lugar donde nos dejamos. © Blanca |